Una confesión tardía pero profundamente sincera por parte de uno de los rostros más queridos del entretenimiento latino. Tras años de silencio, Sebastián Rulli sorprendió al público al revelar por primera vez quién fue, realmente, el gran amor de su vida.

En el mundo del espectáculo latino, donde los reflectores suelen ocultar los rincones más íntimos, Sebastián Rulli siempre ha sido un ícono tanto seductor como enigmático. Con una carrera brillante que se extiende por más de dos décadas, el actor argentino no solo ha dejado huella con sus inolvidables personajes, sino que también ha despertado la curiosidad de millones por su vida sentimental llena de altibajos.

Y ahora, a los 49 años —una edad marcada por la reflexión y la madurez emocional— Rulli ha dejado atónitos a sus seguidores al admitir sin rodeos que Angelique Boyer es la mujer que considera el verdadero amor de su vida, incluso por encima de su largo matrimonio con Cecilia Galliano o sus romances del pasado.

De modelo a galán internacional

Nacido en Buenos Aires, Sebastián Rulli estudió administración de empresas antes de lanzarse al modelaje en Europa. Sin embargo, fue en México —donde se formó como actor y descubrió su verdadera vocación— donde su carrera despegó con fuerza. Protagonizó éxitos como Rubí, Teresa y Lo que la vida me robó, consolidando su lugar entre los grandes referentes de la televisión latina.

Aunque su trayectoria profesional ha sido impecable, su vida personal ha estado marcada por amores intensos y rupturas dolorosas. Desde su relación fugaz con Aracely Arámbula hasta su polémico divorcio de Cecilia Galliano, Rulli ha vivido públicamente los altibajos del amor.

Cecilia Galliano – Un matrimonio largo y heridas abiertas

Su historia con Cecilia Galliano parecía de cuento de hadas. Más de 11 años juntos, un hijo en común, y momentos de profundo dolor compartido como la pérdida de un embarazo. Sin embargo, la relación terminó en medio de disputas y reproches. Cecilia reveló que la separación afectó no solo a ella, sino también a su hija Valentina, quien había desarrollado un fuerte vínculo con Rulli.

Aunque hoy mantienen una relación cordial por el bien de su hijo Santiago, las cicatrices emocionales siguen presentes. Galliano aún recuerda con amargura la forma en que terminó todo, asegurando que nunca pidió nada en el proceso de divorcio, pero sí merecía un final más digno.

Angelique Boyer – Una conexión más allá del tiempo

Pero si los amores anteriores de Rulli fueron intensos y complicados, su relación con Angelique Boyer ha sido todo lo contrario: serena, profunda y transformadora. Se conocieron durante las grabaciones de Teresa en 2010, pero fue en 2014, tras la muerte de la madre de Angelique, cuando surgió el verdadero lazo entre ellos.

Rulli estuvo a su lado en uno de los momentos más difíciles de su vida, y ese acompañamiento sincero cimentó una conexión única. Desde entonces, han decidido construir una relación a su manera: sin matrimonio, sin hijos, sin vivir bajo el mismo techo, pero con un compromiso emocional inquebrantable.

Ambos han sido transparentes sobre su visión del amor. Para Angelique, “el hogar no es un lugar, sino una sensación”, y en los brazos de Rulli se siente libre y segura. Para él, ella es “una mujer valiente, apasionada y con quien comparte valores y sueños”.

Una confesión que trasciende lo personal

En el emotivo cierre del video del canal Los Hechos Ocultos, Rulli no dejó lugar a dudas: “He amado, he sufrido, he aprendido. Pero si solo puedo nombrar a una persona como el amor de mi vida, esa es Angelique.”

Más que una confesión íntima, sus palabras representan una declaración de principios: el amor verdadero no necesita etiquetas, ni contratos, ni convencionalismos. Solo requiere respeto mutuo, libertad personal y una conexión que va más allá de lo terrenal.

A los 49 años, Sebastián Rulli ya no es el galán juvenil de telenovelas. Es un hombre que ha aprendido de sus errores, que abraza su verdad y que, finalmente, ha tenido el valor de decir en voz alta lo que su corazón sabía desde hace tiempo.