MI ESPOSO VENDIÓ MI COCHE SIN PERMISO… ¡Y TODO PARA PAGARLE LA DEUDA A SU MADRE!

Y ahí estaba yo, en la cocina, con un paquete en mano listo para enviar, cuando escuché sus palabras:
— Tú vendes cajitas en internet. Yo vendí tu coche para ayudarle a mamá con el piso.

No pude creerlo. ¿Mi coche, comprado con mi sudor, sin un solo peso suyo? Su voz era fría, indiferente, como si estuviera hablando de comprar pan. Me quedé helada. Pero aún había esperanza: pensé que iba a retractarse.

— ¿Qué dijiste? — pregunté con voz firme, dejando claro que ya había entendido todo.

Oleg, sin inmutarse, explicó que su madre necesitaba un adelanto para un piso, y que mi coche lo pagaba. Que mi tienda en línea no era gran cosa. Su lógica se desplomaba bajo la verdad: mi negocio había generado más ingresos en dos años que él en cinco. Yo lo asumí en silencio, soñando juntos. Qué ironía.

— ¿Vendiste mi coche sin mi permiso? Eso es ilegal. Estoy llamando al concesionario ahora — dije mientras marcaba.

Su sudor apareció – sabía que estaba atrapado. Llamé: pidió verificar que nadie pudiera venderlo sin mi consentimiento legal. Confirmaron lo que esperaba. Le recordé que vender propiedad ajena es fraude o abuso de confianza, delitos contemplados por el Código Penal Federal.

Oleg palideció y me acusó:
— ¿Quieres meter a mi madre en la cárcel?

— Esa responsabilidad es de ustedes. Yo solo verifiqué lo que ya sabía — respondí, implacable.

Abrí sus ojos con los papeles: contrato, factura, registro, todo mío. Él rogó, casi quebrado:
— ¡No armemos un escándalo! Mamá ya dio la señal…
— Con MI dinero — repliqué — que lo devuelva hoy mismo.

Él tembló, derrotado por su propio ego. Yo me fui, con la seguridad de que lo que haría después no sería por venganza, sino para recuperar mi dignidad.

¡Esto no termina aquí… continúa en el próximo capítulo!