Parte I: Una nueva vida

En el coraz贸n de un peque帽o pueblo en M茅xico, la familia G贸mez se mud贸 a una antigua casa colonial. Era una casa grande, con paredes de piedra y techos altos, construida hace m谩s de cien a帽os. Para los G贸mez, esta era una oportunidad para empezar de nuevo despu茅s de a帽os de dificultades econ贸micas.

La casa hab铆a estado vac铆a durante d茅cadas, pero su precio era irresistible. Los vecinos hablaban de rumores sobre ella, pero los G贸mez no les prestaron atenci贸n. 芦Son solo cuentos禄, dec铆a Roberto, el padre de la familia, mientras descargaba las cajas.

La primera noche fue tranquila. La familia estaba exhausta por la mudanza, y despu茅s de cenar juntos, se fueron a dormir temprano. Pero a medida que los d铆as pasaban, cosas extra帽as comenzaron a suceder.

Parte II: Las peque帽as se帽ales

Todo empez贸 con los sonidos. Al principio, eran suaves: pasos que resonaban en el pasillo cuando nadie estaba all铆, puertas que se cerraban lentamente sin que hubiera viento. Mar铆a, la madre, pens贸 que era la madera vieja de la casa ajust谩ndose al cambio de clima.

Una noche, mientras Roberto trabajaba en su oficina improvisada, escuch贸 un susurro detr谩s de 茅l. Se gir贸 r谩pidamente, pero no hab铆a nadie. Pens贸 que hab铆a imaginado el sonido.

Los ni帽os, Sof铆a y Daniel, tambi茅n comenzaron a notar cosas. Sof铆a, de nueve a帽os, dijo que su mu帽eca favorita desaparec铆a de su cama y aparec铆a en lugares extra帽os, como la cocina o el ba帽o. Daniel, de doce a帽os, cont贸 que sent铆a como si alguien lo estuviera observando mientras hac铆a su tarea en la sala.

A pesar de estos eventos, la familia decidi贸 ignorarlos. 芦Es una casa vieja. Es normal禄, repet铆an para tranquilizarse.

Parte III: La primera aparici贸n

Todo cambi贸 una noche lluviosa. Mar铆a estaba en la cocina preparando la cena cuando vio, de reojo, una figura en el reflejo de la ventana. Era una mujer vestida de blanco, con cabello largo y desordenado. Cuando Mar铆a se gir贸, la figura ya no estaba.

Esa misma noche, Sof铆a despert贸 gritando. En su habitaci贸n, dijo haber visto a una ni帽a peque帽a sentada en la esquina, tarareando una canci贸n desconocida. Roberto corri贸 a calmarla, pero cuando encendi贸 la luz, no hab铆a nadie.

Los G贸mez empezaron a creer que algo estaba mal en la casa. Roberto decidi贸 hablar con los vecinos para entender m谩s sobre los rumores.

Parte IV: La historia de la casa

Do帽a Carmen, una anciana que hab铆a vivido en el pueblo toda su vida, les cont贸 la historia de la casa. Hace d茅cadas, la casa hab铆a pertenecido a una familia rica. La madre, una mujer llamada Elena, era conocida por su bondad, pero su vida termin贸 tr谩gicamente cuando muri贸 en un accidente mientras proteg铆a a su hija peque帽a durante un incendio en la casa.

Se dec铆a que los esp铆ritus de Elena y su hija nunca hab铆an abandonado la casa, y que buscaban compa帽铆a para no estar solas.

Aunque la historia era inquietante, los G贸mez decidieron quedarse. 芦No podemos mudarnos ahora禄, dijo Roberto. 芦Esta es nuestra casa禄.

Parte V: La conexi贸n

En lugar de temer a los esp铆ritus, Mar铆a decidi贸 intentar comunicarse con ellos. Una noche, encendi贸 una vela en la sala y habl贸 en voz alta. 芦Elena, si est谩s aqu铆, queremos que sepas que no queremos hacerte da帽o. Solo queremos vivir en paz禄.

Desde esa noche, las cosas empezaron a cambiar. Los sonidos y las apariciones se volvieron menos frecuentes. La familia comenz贸 a sentir una extra帽a calma en la casa, como si los esp铆ritus finalmente hubieran aceptado su presencia.

Sof铆a incluso dijo que sent铆a que la ni帽a jugaba con ella a veces, moviendo sus mu帽ecas de un lugar a otro. Daniel dej贸 de sentir miedo y empez贸 a hablarle a la figura que ve铆a de vez en cuando en la sala.

Parte VI: El final feliz

Con el tiempo, los G贸mez aprendieron a convivir con los esp铆ritus de la casa. Aunque no pod铆an verlos claramente, sent铆an su presencia como una parte de la familia.

Un d铆a, mientras limpiaban el 谩tico, encontraron un viejo diario que pertenec铆a a Elena. En 茅l, hab铆a escrito sobre su amor por su hija y su deseo de protegerla incluso despu茅s de la muerte. Mar铆a ley贸 el diario en voz alta, y la casa pareci贸 llenarse de una calidez indescriptible.

Los G贸mez nunca se mudaron. La casa, que una vez hab铆a sido un lugar de miedo, se convirti贸 en un hogar lleno de amor y conexi贸n. Aunque los esp铆ritus de Elena y su hija segu铆an all铆, la familia sab铆a que no estaban solos, y que juntos pod铆an encontrar paz.