Una entrevista que prometía centrarse en la música y los próximos conciertos de Chiquis Rivera se convirtió en un momento tenso cuando la periodista María Elena Salinas abordó el delicado tema del conflicto legal entre la cantante, sus hermanos y su abuelo, don Pedro Rivera.

La charla, transmitida en un formato íntimo y respetuoso, tenía previsto difundir el entusiasmo por su “Diamantes Tour” y su próxima presentación en el Auditorio Nacional, programada para el 3 de noviembre. Sin embargo, Salinas, reconocida por su estilo directo y profesional, no pudo resistirse a indagar sobre la fricción familiar que tiene eco en el corazón del clan Rivera.

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“¿Cuál fue el motivo por el que tus hermanos decidieron demandar a tu abuelo?”, fue la pregunta que, pese a la tensión, se escuchó con claridad en el estudio. Chiquis Rivera, con una mirada firme, respondió: “El motivo es para anunciar mi gira… y tengo una fecha importante el 3 de noviembre en el Auditorio Nacional” .

Aquella réplica rápida y enfocada en su carrera dejó a muchos espectadores sorprendidos por su habilidad para redirigir la conversación. Aunque evitó abordar directamente el tema legal, declaró: “De lo otro no me gustaría hablar, no puedo, es algo legal… yo los apoyo” . La frase dejó entrever su posicionamiento: respeto y solidaridad hacia sus hermanos, sin entrar en detalles.

A pesar de la resistencia, Salinas continuó con preguntas más matizadas: deseaba saber si le preocupaba a Chiquis el quiebre familiar. La cantante respondió con franqueza: los problemas han acompañado a su familia desde siempre. “Así ha sido desde que era chiquita, desde que tengo razón” . En ese momento, su postura clara —centrarse en su música— cobró mayor contexto emocional.

El contraste entre lo familiar y lo profesional se intensificó. La artista aclaró que no adoptó un cambio de apellido por el conflicto: siempre la han llamado “Chiquis,” y prefiere mantener ese nombre artístico. Esa decisión habla de su identidad: consolidada por su legado y su oficio, y no por controversias familiares.

En redes sociales, la respuesta de Chiquis fue bien recibida. Algunos internautas resaltaron cómo logró “dejar en ridículo” la pregunta indiscreta sin perder la compostura. Un comentario popular decía: “Muy inteligente la niña, sin molestarse, sin mal contestar, le da una respuesta” Grupo Milenio. Otros defendían a Salinas, argumentando que solo hizo su trabajo periodístico.

En resumen, aquella breve pero cargada entrevista demostró dos cosas: la persistencia de María Elena Salinas en buscar respuestas y, por otro lado, la firmeza de Chiquis Rivera para separar su vida personal de su carrera artística. Mientras algunos vieron tensión, otros vieron profesionalismo y dignidad.


Conclusión

La conversación entre María Elena Salinas y Chiquis Rivera nos recuerda que el show business y los conflictos familiares rara vez transitan el mismo camino. La cantante, con sutileza y precisión, evitó ceder ante la presión mediática y reafirmó que su mensaje claro es su música. Mientras tanto, Salinas mostró que el periodismo, incluso en entrevistas “amorosas”, no siempre se limita a lo superficial. La mirada crítica, en el fondo, también forma parte de la historia.