Mike Tyson se une a la DEA y Alina Habba en Nueva York para combatir el fentanilo: “Una pastilla puede matar”

En un hecho poco común que ha dado la vuelta al mundo, el legendario boxeador Mike Tyson sorprendió este lunes al aparecer en un laboratorio de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) en Nueva York, enfundado en una bata azul de laboratorio y acompañado de Alina Habba, la fiscal federal interina de Nueva Jersey. Su objetivo: lanzar un contundente mensaje sobre los peligros mortales del fentanilo, la droga sintética que ha cobrado miles de vidas en Estados Unidos y sigue expandiéndose por el mundo.

Iron Mike contra el fentanilo

A sus 58 años, Tyson sigue siendo una figura imponente, pero esta vez no subió al ring para pelear, sino para educar y advertir sobre una amenaza invisible pero letal. “Una pastilla puede matar”, declaró Tyson con voz suave pero firme al diario The New York Post durante la visita al laboratorio en el barrio de Chelsea. “Apenas me enteré que una pequeña cantidad de fentanilo puede matar a una persona. Nunca había recibido educación sobre el fentanilo y esto es nuevo para mí. Estoy aquí para informarme sobre las leyes y los peligros”.

El gesto de Tyson no es casualidad. Su empresa de cannabis legal, TYSON 2.0, ha crecido rápidamente en los últimos años, y el ex campeón mundial de pesos pesados ahora se muestra preocupado por la seguridad de los consumidores y la diferencia entre productos regulados y drogas ilegales que pueden estar adulteradas con opioides sintéticos.

Un problema que no respeta fronteras

La crisis del fentanilo ha alcanzado niveles alarmantes en Estados Unidos. Según datos de la Oficina del Fiscal Especial de Narcóticos de Nueva York, casi el 70% de las мυertes recientes por sobredosis en el país están relacionadas con fentanilo fabricado ilegalmente. Solo en la ciudad de Nueva York, cerca de 2,200 personas fallecieron por sobredosis el año pasado.

Durante la visita, Tyson y Habba observaron con atención cómo los científicos de la DEA mostraban enormes bolsas de marihuana, hongos alucinógenos, “ladrillos” de fentanilo y vaporizadores incautados en recientes operativos, muchos de ellos en el aeropuerto JFK. Un momento particularmente impactante fue cuando un científico le mostró a Tyson una bolsa llena de pastillas falsas de Adderall, teñidas de naranja, que en realidad contenían fentanilo y carfentanilo, una sustancia aún más potente.

“Tenemos niños que toman una pastilla de quién sabe dónde, o fuman un vapeador, o comen una gomita sin saber su origen, y al poco tiempo están en el suelo por esa pequeña cantidad de fentanilo”, advirtió Habba durante el recorrido.

Alina Habba y Tyson: una alianza inesperada

La relación entre Tyson y Habba surgió en un evento de la UFC, donde ambos coincidieron y entablaron una amistad junto a la esposa del boxeador, Kiki Tyson. Aunque no comparten la misma visión sobre el consumo de marihuana, ambos coinciden en la importancia de la seguridad y la necesidad de frenar la ola de drogas letales que inundan las calles, muchas veces provenientes de laboratorios clandestinos en China.

“Los Tyson son grandes defensores del uso seguro”, explicó Habba. “Se aseguran de que sus productos no vengan de China ni contengan pesticidas. Pero el fentanilo es otra cosa: es un veneno que puede matar en segundos”.

Habba, quien recientemente creó una “fuerza de choque” para combatir a los fabricantes y traficantes de precursores de fentanilo, espera que la participación de figuras como Tyson ayude a crear conciencia entre jóvenes y adultos sobre la gravedad del problema.

Un mensaje urgente para México y el mundo

El caso del fentanilo no es ajeno a México, donde la droga también ha causado estragos y las autoridades luchan por contener su avance. La participación de Mike Tyson en campañas de prevención envía un mensaje claro: la batalla contra las drogas sintéticas requiere la colaboración de todos, desde celebridades hasta científicos y autoridades.

“Si una leyenda como Tyson puede reconocer el peligro y educarse, todos podemos hacerlo”, concluyó Habba. “No se trata de prohibir, sino de proteger vidas”.

Mientras Tyson se despide del laboratorio con su característica sonrisa, la lección queda clara: una sola pastilla puede ser letal. Y en la lucha contra el fentanilo, cada voz cuenta.