La impactante verdad detrás del conflicto explosivo entre La China Suárez y Benjamín Vicuña

El conflicto sin fin entre La China Suárez y Benjamín Vicuña: secretos, abogados y una familia en vilo

La guerra entre La China Suárez y Benjamín Vicuña parece no tener tregua ni final. Lo que comenzó hace meses como un simple posteo en redes sociales sobre “el padre del año” se ha transformado en una batalla legal y emocional que involucra abogados, acuerdos rotos y, sobre todo, la incertidumbre sobre el bienestar de sus hijos. Hoy, los detalles que se ventilan en DDM y las conversaciones con el entorno de Vicuña y su abogado revelan una trama compleja, donde el diálogo entre los protagonistas es nulo y todo se negocia a través de terceros.

El detonante de este nuevo capítulo fue el tema de la escolarización de los hijos. Según el lado de Vicuña y también el de La China, no hay una escolarización formal: los niños no asisten a una escuela tradicional de 8 a 16 horas, sino que reciben apoyo académico temporal, apenas por veinte días. Sin embargo, la falta de comunicación entre los padres generó una ola de averiguaciones y rumores. Vicuña, de hecho, se enteró por sus propios hijos de este apoyo escolar, lo cual lo inquietó profundamente, al igual que a su abogado, el doctor Petrachi.

La noticia de que los niños estaban inscritos en algún colegio trascendió por internet, generando sorpresa y molestia en el entorno de Vicuña. “En caso de que estén inscriptos en un colegio, están faltando al acuerdo que teníamos”, afirman. El acuerdo, firmado en 2022 tras el divorcio, estipula que todas las decisiones sobre los hijos deben ser compartidas y consensuadas, especialmente algo tan importante como la educación.

La semana próxima habrá una reunión clave entre los abogados de ambas partes para acordar el próximo viaje de los niños y mejorar la comunicación. Actualmente, la madre de La China es quien se encarga de la logística y de trasladar a los niños a Vicuña. Pero incluso este detalle ha generado polémica, sobre todo tras el último encuentro en el aeropuerto, donde las redes sociales se llenaron de comentarios por la aparente frialdad de Magnolia, quien no abrazó a su padre como muchos esperaban. Vicuña, expuesto ante las cámaras y los comentarios, pide que se proteja a los niños de la exposición mediática.

La China, según fuentes cercanas, intenta arreglar la situación, pero el diálogo directo con Vicuña está completamente roto desde el polémico posteo sobre “el padre del año”, que ella terminó borrando tras una negociación. El antecedente con su hija mayor, fruto de su relación con Cabré, es distinto: allí hubo consenso y diálogo. Pero ahora, con dos niños pequeños, el cambio de centro de vida es mucho más complejo y delicado.

Comparaciones con otras figuras del espectáculo, como Pampita, surgen inevitablemente. Pampita, por ejemplo, tiene un novio en Nueva York, pero sus hijos mantienen su rutina y centro de vida sin alteraciones. Los hijos de La China, por el contrario, viven entre dos países y no están plenamente escolarizados. El sistema que eligieron implica que los niños pasan veinte días en casa de cada padre, una dinámica que muchos consideran caótica y hasta egoísta, sacrificando el bienestar de los pequeños por los conflictos de los adultos.

La escolarización parcial y el apoyo académico son, según algunos, una solución responsable ante tantas idas y vueltas. Pero lo que realmente molesta a Vicuña es la falta de comunicación y el incumplimiento del acuerdo firmado. “No me parece bien que no haya diálogo directo entre los abogados”, dicen desde su entorno. La sospecha es que La China no avisó sobre la escolarización porque anticipaba la oposición de Vicuña, temiendo que él se negara.

El trasfondo incluye el papel de Icardi, la actual pareja de La China, y las comparaciones con el “Wanda Gate”, donde Wanda Nara fue acusada de escolarizar a sus hijos sin permiso. Todo parece indicar que Icardi quiere instalarse con los hijos de La China y los de Wanda en el extranjero, formando una gran familia, mientras los padres biológicos quedan al margen de las decisiones.

El acuerdo de 2022, firmado tras el divorcio, establecía que la escolarización debía ser consensuada. Vicuña, chileno radicado en Argentina, cedió para que sus hijos pudieran ver a la madre, pero ahora teme que, tras tantos cambios y viajes, los niños terminen alejándose de él. La preocupación es real: cuando se incumple un acuerdo, se abre la puerta a disputas legales y posibles sanciones.

En medio de todo este conflicto, surge la voz de Benjamín Vicuña en un podcast, reflexionando sobre la vida, las relaciones y los desafíos de ser padre de varios hijos y exparejas. “La vida es difícil, es arder en preguntas, reinventarse, crecer, evolucionar”, dice, mostrando una faceta más humana y vulnerable. Habla de etapas que hay que superar y de la necesidad de intentar mantener las aguas tranquilas, aunque reconoce que no siempre es posible.

El podcast, sin embargo, también se ve envuelto en polémica, con acusaciones de seguidores y comentarios comprados, y discusiones sobre la autenticidad de los influencers. Pero más allá de estas controversias, lo que queda claro es la angustia de Vicuña ante la posibilidad de perder el vínculo con sus hijos por decisiones unilaterales.

Paralelamente, el entorno mediático se agita con un juicio que involucra a La China, Canal 13, la productora Mandarina, Ángel de Brito y Yanina. El conflicto legal, relacionado con el escándalo de Wanda Nara, ha dado inicio a las audiencias testimoniales. Los abogados de todas las partes se reúnen, los testigos declaran y el proceso sigue su curso. La China demanda a quienes, según ella, fueron mensajeros de acusaciones y comentarios dañinos, buscando un resarcimiento económico o disculpas públicas.

Yanina, una de las involucradas, aclara que no se trata de un juicio personal contra ella, sino contra el canal y la productora. “A mí no me va a callar nadie”, afirma, evidenciando la tensión y el desgaste que este conflicto ha generado en todos los involucrados.

La situación de La China Suárez y Benjamín Vicuña es el reflejo de una familia rota por el conflicto, donde los hijos quedan atrapados en medio de disputas legales, mudanzas constantes y decisiones tomadas sin consenso. El bienestar de los niños, la comunicación entre los padres y el respeto por los acuerdos firmados deberían ser la prioridad, pero la realidad muestra que las emociones, los egos y los intereses personales muchas veces pesan más.

Mientras los abogados negocian, los medios especulan y las redes sociales juzgan, los protagonistas parecen cada vez más distantes de una solución. La guerra interminable entre La China y Vicuña sigue sumando capítulos, y el desenlace aún está lejos de vislumbrarse. ¿Lograrán algún día dejar las diferencias de lado y priorizar el bienestar de sus hijos? ¿O seguirán atrapados en una batalla donde todos pierden?

La historia sigue abierta, esperando por nuevas audiencias, acuerdos y, quizás, algún día, un diálogo sincero. Porque al final, detrás de los flashes y los titulares, hay niños que merecen estabilidad, amor y paz, lejos del ruido mediático y las disputas de los adultos.